martes, 1 de julio de 2014

Origen de la Hidroterapia (II parte)

Después del olvido en la Edad Media, los usos terapéuticos del agua cobran un nuevo significado y  ya no se volverán a perder hasta nuestros días.

El siglo XV y principios del XVI se reinicia el uso de la hidroterapia. El descubrimiento de la imprenta dio un giro de 180 grados a la humanidad. El poder de la lectura y su difusión escrita hizo que resurgieran los conocimientos sobre hidroterapia y, en 1498 Juan Savonarola escribe " Balneis et Thermis" considerado el primer tratado sobre termalismo y balneoterapia. Posteriormente, en 1571, Andrea Bacius recoge en su libro "De Termis" las características y efectos de las aguas medicinales, considerada una de las más importantes obras sobre el tema.

En los siglos XVII y XVIII aparecen muchos médicos que estudian la hidroterapia, como los médicos alemanes Ovelgün y Hoffmann. Hoffman llega a publicar “El agua medicina universal”, que a la larga va influenciar en muchos médicos para el estudio de la hidroterapia a través de sus estudios y publicaciones, dan un fuerte impulso a la hidroterapia.
Hacia finales del siglo XVII la hidroterapia es desarrollada por algunos médicos como Luis Septala, quien estudia los chorros fríos para tratar enfermedades. Floyer, Perez, son otros eminentes investigadores de la hidroterapia de la época.

A finales del siglo XVIII los médicos Sigmund Hanh (/1665-1742) y Johann Hahn (1694-1772), llamados los médicos grifos, defendieron las aplicaciones hidroterápicas, como método preventivo y como tratamiento terapéutico de diversas enfermedades, sistematizaron, dosificaron e individualizaron la aplicación de la hidroterapia, así como la complementaron con pautas de alimentación y ejercicios físicos, que hasta hoy en día son vigentes.
Las técnicas que se utilizaban en esta época eran sangrías, purgantes y enemas, pero la hidroterapia eliminó estas técnicas cambiándolas por tratamientos que no dañaban a los enfermos, dejando que la naturaleza, la dieta, la quietud, la tolerancia y el agua curaran las dolencias.

A finales del siglo XVIII y principios del XIX, se inicia una nueva generación de médicos que debido a su afán por descubrir nuevas técnicas e indicaciones para cada patología van a provocar un retroceso en el uso y la investigación de la hidroterapia. Esto provoca que la población busque en otro tipo de tratamientos la solución a sus dolencias.

Uno de los personajes importantes para la hidroterapia en este siglo fue Monseñor Sebastián Kneipp (en la imagen), religioso que –según los médicos de la época- padecía de tuberculosis por la mala alimentación y la larga permanencia en la humedad cuando menor. Completamente curado y ordenado sacerdote en 1852. siguió ejerciendo la hidroterapia, haciéndose muy popular en esa época.

Fue visitado por muchos pacientes de todas partes del mundo, llegando a ser conocido por la técnica la regadera que incluso hasta la actualidad se utiliza, así como de su frase “el que usa el agua con aplicaciones breves, es el que mejor resultado obtiene”. Uno de sus aportes mas importantes en la hidroterapia es la famosa "Cura-Kneipp", basada en chorros parciales o totales con agua fría, envoltorios, caminatas por los arroyos. Comenzó a perfeccionar su técnica y a ampliarla, utilizando plantas medicinales, cambios en la dieta y ejercicios, uso de la arcilla. Kneipp dejo muchos libros de hidroterapia, considerados hoy en día básicos para su conocimiento.

En España, en 1816, la hidroterapia se regula por medio de un Real Decreto, en el que se dice que cada uno de los baños mas importantes del reino deben tener un profesor versado en hidroterapia y medicina, para indicar su aplicación y uso.

En América, la hidroterapia encuentra referencias en los indios norteamericanos como elemento mágico y curativo. En la precolombina, es conocido el Temazcal, construcción de piedras -en donde entraba el paciente- que al calentar y al agregar plantas aromático-medicinales (según la necesidad del paciente), servía para tratar diversas enfermedades de los nativos centroamericanos (México, Guatemala).

En el Perú son conocidos los “Baños del Inca” (Cajamarca), en donde la máxima autoridad y la nobleza del imperio incaico gozaban de las aguas calientes cargadas de sales minerales y vapor que salían de entre las rocas. En la actualidad estos baños son muy concurridos y son materia de investigación por sus propiedades curativas.
Monterrey, Chancos (Huaraz), las lagunas de Chilca (Lima) que podemos ver en la imagen, así como otros lugares que la naturaleza nos regala, son fuentes de aguas medicinales utilizados a lo largo de la historia del Perú.


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